El PET – protagonista de la industria plástica del reciclaje y del mundo

Dentro de la extensa variedad de plásticos que existen en el planeta, este material es el que mayor acogida ha tenido para la fabricación de productos, especialmente de empaques, gracias a sus características de transparencia, ligereza, apto para contacto con alimentos, pero, sobre todo, por ser 100 % reciclable.

En este creciente interés por el reciclaje que estamos viviendo es importante tener en cuenta ciertas medidas a la hora de fabricar productos plásticos para facilitar su disposición, así como prácticas de recolección en su uso final. Por ello, los materiales que se utilizan en la producción son personajes claves para lograr buenos resultados, no solo en la calidad del producto, sino también en la reducción de la huella de carbono.

De acuerdo con la organización Greenpeace, se estima que en 2020 se producirá un 900 % más de plásticos que en 1980 y se superarán los 500 millones de toneladas anuales. Además, cada año se fabrican 500 mil millones de botellas de plástico.

Ante todo, debemos entender que los plásticos no son un solo material, sino que, cuando nos referimos a estos, en realidad hablamos de una familia completa de materias primas, que gracias a su maleabilidad permiten ser procesadas en distintas formas como fibras, láminas, tubos, botellas, cajas, entre otras.

Los plásticos están divididos en dos tipos: los termoestables, que debido a su estructura compleja –en forma de red– no son moldeables ni se disuelven, sufriendo un cambio químico cuando son manipulados y, al transformarse por la acción del calor, ya no pueden cambiar su forma. Aquí se encuentran las resinas epoxídicas y poliuretanos, etc.

Por otro lado, están los termoplásticos, los cuales se pueden calentar y volver a moldear las veces que sea necesario, ya que no sufren cambios en su estructura química durante el calentamiento. Dentro de este grupo figuran el polietileno (PE), el polipropileno (PP), el poliestireno (PS), el poliestireno expandido (EPS) –comúnmente llamado Icopor o Unicel–, el policloruro de vinilo (PVC) y, el que nos interesa, el politereftalato de etileno (PET), etc.

El polietilenotereftalato o polietileno tereftalato (PET, por sus siglas en inglés) es uno de los materiales más importantes en la industria del plástico, gracias a su propiedad más relevante: es totalmente reciclable.

El PET fue patentado en 1941 como un polímero para fibra, comenzando su producción comercial en 1955. Pero para 1976, este material se empezó a usar en la fabricación de envases. Además, está compuesto por petróleo crudo, gas y aire. Un kilo de PET tiene un 64 % de petróleo, 23 % de derivados líquidos del gas natural y 13 % de aire.

Este polímero lineal, con un alto grado de cristalinidad y transparencia que ayuda a conservar el sabor y el aroma de los alimentos en envases, admite cargas de colorantes, cuenta con un excelente comportamiento frente a esfuerzos permanentes, tiene alta resistencia química y al desgaste, propiedades dieléctricas, buena barrera de dióxido de carbono (CO2), es compatible con otros materiales de barrera que mejoran las características de los envases y, además, está aprobado para ser usado en productos que estén en contacto con alimentos.

“Es ligero. Un envase de PET pesa de 10 a 20 veces menos, según los formatos, que un envase tradicional de su misma capacidad, lo que permite optimizar la carga útil en el transporte de los productos, que adicionalmente se traduce en una reducción de emisiones de CO2. Además, el PET cumple con todos los requisitos legales que establecen las normativas nacionales e internacionales que le afecta. Está autorizado su uso en todos los países del mundo”, cita la Asociación Nacional del Envase de PET (ANEP) en su página web.

Adicionalmente, gracias a sus características y a su capacidad para adecuarse a diferentes especificaciones, es un material significativo para la producción de fibras textiles, así como para una variedad de envases, especialmente botellas, bandejas, flejes, láminas y películas.

El PET es un plástico de alta calidad que, para ser identificado en los productos, cuenta con un símbolo compuesto por el número uno, dentro de la nomenclatura establecida, o las siglas PET, que están rodeadas por tres flechas o dentro de un triángulo vectorial que indica su reciclaje, además de que no usan el Bisfenol A como aditivo, una sustancia que comúnmente catalogan como dañina, pero que su estudio se encuentra en proceso. En el fondo de los envases fabricados con este material, como botellas de agua y carbonatadas, de salsas y condimentos, de aceites, cosméticos y medicamentos, se puede encontrar esta marca.

Las distintas caras del PET

De este material universal, se pueden distinguir, principalmente, tres tipos fundamentales:

Grado textil: fue la primera aplicación industrial del PET. Se usó para reemplazar fibras naturales como el algodón o el lino y, actualmente, incluso se utiliza para la fabricación de ropa deportiva y/o camisas de equipos de fútbol. Esta materia prima tiene excelentes cualidades para el proceso textil, tales como alta resistencia a la deformación, su estabilidad dimensional y su facilidad de cuidado para las prendas.

Grado botella: en este ámbito tiene la mayor demanda, no solo por sus características de resistencia contra agentes químicos, gran transparencia, ligereza, bajos costos de producción y facilidad de manejo, sino también por su aprobación para contacto con alimentos. Es así que tanto el PET, como el rPET (PET posconsumo o PET reciclado), actualmente son usados para fabricar botellas de agua, en parte como contribución a la solución del reciclaje de plásticos; sin embargo, también se producen envases para la industria médica y farmacéutica, así como para la de alimentos.

“En la actualidad, cerca del 52 % de los empaques comerciales a nivel mundial es fabricado en plástico gracias a las características y bondades que ofrece el material en términos de peso, flexibilidad y rapidez en su manufactura. Aun así, es innegable el impacto que la mala disposición posconsumo está acarreando ambientalmente”, según resalta la publicación El Empaque + Conversión.

Así, otras aplicaciones son: bebidas carbonatadas, aguas minerales, aceites, zumos, tés, vinos y demás bebidas alcohólicas, detergentes y productos de limpieza, cosméticos, lociones, talcos, shampoos, salsas y otros alimentos, productos químicos y lubricantes, y tratamientos agrícolas.

Aunque para esta industria el PET es sin duda el plástico más empleado por sus propiedades, también se usan el policarbonato (PC), polietileno (PE), policloruro de vinilo (PVC), polipropileno (PP) y el poliestireno (PS), de acuerdo con la ANEP.

Grado láminas y películas: se utiliza para la producción de cintas de audio y video, fotografía, rayos X, aplicaciones eléctricas, electrónicas, cajas, empaques de pastillas o blísters, empaques flexibles o pocuhes útiles en envasado de alimentos, medicamentos o cosméticos.

No obstante, este material también es usado para la fabricación de tubos, perfiles, paredes, marcos, fibras textiles, en la industria de la construcción, carcasas de motores, entre otros.

Cabe resaltar que existe un tipo de PET apto para microondas, que se fabrica en dos variantes: la amorfa (A-PET) y la cristalina (C-PET), con diferentes propiedades, como por ejemplo el comportamiento térmico.

La C-PET soporta temperaturas entre -40 °C y +220 °C, y los envases fabricados con este material se pueden usar en congeladores, microondas y hornos convencionales dentro de esa escala de temperatura. “Se emplean para fabricar bandejas para alimentos precocinados que toca calentar para su consumo y se conservan en frío hasta ese momento”, explica la ANEP. Dichos envases vienen marcados con un símbolo cuando son adecuados para este uso.

El A-PET soporta temperaturas entre -40 °C y +65 °C, y es empleado para bandejas y botellas que se consumen a temperatura ambiente o, de ser necesario, refrigerarlos para consumo. Si se calentara en el microondas, se deformaría, por lo tanto no es apto porque perdería su rigidez.

El PET también mueve el reciclaje

Aunque este material tiene altas características de reciclabilidad, también es uno de los que más se demora en degradarse: más de 100 años. Por ello, la adecuada recolección y procesamiento de botellas PET, por ejemplo, contribuirá al reciclaje de este material tan demandante.

Según la revista Semana, “hay una problemática alrededor de este plástico -adicional a los años que tarda en degradarse- y es su acelerada demanda y producción. El interés de las empresas productoras de alimentos, bebidas e incluso cosméticos, en este material hace que se incremente el impacto ambiental del plástico (…) Y es que la elaboración de estas botellas está basada en grandes cantidades de petróleo, ya que se requieren, aproximadamente, 24 millones de galones para producir tan solo 1.000 millones de botellas”.

En contraste, la ANEP señala que “se duda de la reciclabilidad del PET, pero por su condición de termoplástico es totalmente reciclable y el material reciclado es utilizado en diversas aplicaciones, algo plenamente verificable pues marcas líderes de aguas y refrescos informan de ellos en sus etiquetas”.

Así que, aunque los porcentajes de reciclaje de este material no son muy altos, la solución, sin duda alguna, es su adecuada disposición en los vertederos. “Lo más importante a tener en cuenta en este punto, es que el PET es 100 % reciclable infinitas veces y hoy en Colombia se recicla menos de la tercera parte de la totalidad de botellas que se consumen, aun cuando el gremio de recicladores recibe anualmente ingresos por $60 mil millones de pesos”, afirma la publicación El Empaque + Conversión.

El PET reciclado da lugar al rPET por medio de distintos métodos que logran descomponerlo, entre ellos: reciclado mecánico o químico. En el mecánico, uno de los procesos más populares, se separa, tritura y limpia el plástico, para una nueva elaboración. En el químico, las botellas se deshacen y luego se lleva a cabo una separación molecular de los componentes, con el fin de fabricar nuevos envases. Así, las aplicaciones de este material reciclado son prácticamente las mismas frente a las de la materia prima virgen: fibras, envases, lámina, bases para pinturas, flejes, autopartes, etc.

“Las principales autoridades de seguridad sanitaria (EFSA, FDA, AECOSAN) han revisado y admitido el PET como seguro para su reutilización, por la misma evidencia de que en países europeos es utilizado este sistema. Estas agencias también han analizado las botellas de PET y no encontraron sustancias nocivas en botellas nuevas o reutilizadas”, explica la ANEP en un informe.

Por tanto, el PET, así como otros termoplásticos, puede ser reciclado indefinidamente con los procesos adecuados. Quizá su grado de polimerización vaya disminuyendo, pero siempre se puede hacer el tratamiento ideal para brindarle las características similares al material de origen.

Bajo todas estas características, es de resaltar que el PET, material protagonista de la industria del plástico, es y seguirá siendo uno de los más importantes en la cadena productiva de este tipo de elementos, especialmente por su alto porcentaje de uso en el sector de empaques, que es el más representativo en la vida cotidiana y, ahora, en el cuidado al medio ambiente. Sus propiedades contribuyen a mejor calidad y bajos costos de producción, además de que aportan al reciclaje mundial que tanto se busca día a día.

Fuente: Asociación Nacional del Envase de PET (ANEP).

Fuente: Asociación Nacional del Envase de PET (ANEP).

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