Industria colombiana deberá responder por material reciclado

Casos de éxito en el mundo ilustran la importancia de la medida

Promover el uso del PET para reducir efectos ambientales

El reloj empezó a correr. El 30 de diciembre de 2021, la industria colombiana deberá asegurar el aprovechamiento mínimo del 10%, de los residuos de envases y empaques con respecto a la cantidad de material puesto en el mercado por el productor. Así lo establece la Resolución 1407 de 2018 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que reglamentó, “la gestión ambiental de residuos de envases y empaques de papel, cartón, plástico, vidrio y metal”.

Una norma de obligatorio cumplimiento que desarrolla la Responsabilidad Extendida del Productror (REP), incluida en la Ley 1672 de 2013, “por la cual se establecen los lineamientos para la adopción de una política pública de gestión integral de residuos y en la que se asigna responsabilidades a todos los actores de la cadena: fabricantes e importadores, comercializadores y consumidores.

Con esta orden, la timidez de la industria colombiana en adoptar acciones concretas para reciclar deberá cambiar, incluso porque la Resolución establece, un aumento progresivo anual porcentual en razón de 2 por ciento de 2022 a 2028, cuando se llegará a un 24 por ciento.  En 2029 y 2030 el porcentaje subirá a 3 por ciento por año para así llegar al objetivo final de 30 por ciento de material reciclado.

Una medida demorada que, sin embargo, llega a tiempo para sumarse a todas las iniciativas, privadas, gremiales, de colectivos y organizaciones ambientalistas, encaminadas a emprender acciones cada vez más fuertes para contrarrestar el daño causado por la humanidad al votar toneladas de plástico a la basura, a los mares, a los bosques, en vez de disponer bien de ella.

Un problema que empieza, para muchos, para el caso de los envases plásticos, en la industria que no produce plástico reciclado, porque insiste en producir botellas en material no reciclado que es dañino; que no envasa en plástico reciclado porque le resulta más barato hacerlo en otro material, aunque sea perjudicial para el medio ambiente, y en consecuencia no hace nada por reciclar al considerar que no es un tema de su incumbencia. Lo suyo es puro comercio, más ganancias, cero compromisos ambientales que disimula engañando a los consumidores o creando su propia versión de reciclaje.

Ante la incontrovertible realidad de la presencia del plástico en nuestra vida, la opción es reciclar, proceso en el que varias naciones son casos de éxito. Japón, Suiza, Alemania y México lo demuestran. Pero antes…

¿Cómo va Colombia en reciclaje?

De acuerdo a cifras de la Procuraduría General de la Nación cada colombiano usa dos kilos de plástico al mes, 24 kilos al año, lo que equivale a un millón de toneladas de año de plásticos del que solo se recicla un 7 por ciento mientras, “el 93 por ciento restante termina acumulado en los rellenos sanitarios o se arroja a las montañas, los valles, y los ríos”, señaló el Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo durante el seminario internacional Plástico de un solo uso: Desafío para todos que se llevó a cabo en Santa Marta, el pasado mes de abril.

En este mismo seminario, Juan Carlos Gutiérrez Cano, Gerente de EKO RED, Red Nacional de Economía Solidaria de Flujo Sustentable, sostuvo que, en Colombia, “se están enterrando anualmente 2 billones de pesos, en plásticos que se pueden reutilizar”.

En el Documento CONPES Política de Crecimiento Verde de 2018 se establece que en el país la tasa de reciclaje del plástico es del 20 por ciento para poliméricos (plásticos), cifra muy baja comparada a la de países europeos como Lituania (74%), Chipre (64%) y Eslovenia (62%) o Japón, el mayor reciclador del mundo con un 84 por ciento.

Aumentar el reciclaje de plástico en Colombia tendría un gran impacto ambiental y económico; solo en el campo laboral crecería el número de personas dedicadas a esa actividad.  Según el Registro Único de Recicladores de Oficio-RURO (marzo 2019) en Bogotá hay 22.297 recicladores, y más de 30 mil en el resto del país.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible reglamentó, mediante la Resolución 1407 de 26 de julio de 2018, “la gestión ambiental de residuos de envases y empaques de papel, cartón, plástico, vidrio y metal”, la cual obliga a reciclar de forma progresiva cada vez más a los embotelladores, especialmente.

Una presión fuerte para todos, pero especialmente para las marcas que envasan bebidas en botellas plásticas, las que más son tiradas a la basura, a los mates, a los bosques, etc., la cual, de todas formas, está muy lejos de iniciativas como la de Coca Cola con su campaña World Without Waste (Mundo sin residuos) que tiene la meta para 2030 de envasar sus bebidas en botellas que contengan 50 por ciento de PET reciclado. Actualmente contienen el 23 por ciento.

Japón: el mayor reciclador del mundo

Inició su cultura del reciclaje en 1993 con la Comisión para el Fomento del Reciclaje de las Botellas de Plástico. Hoy superan el 80 por ciento del reciclaje de envases PET, el más alto del mundo. PET (polietileno tereftalato) es un polímero de condensación termoplástico y material muy usado en la producción de una gran diversidad de envases de bebidas, como los refrescos, y fibras textiles.

El 20 por ciento restante de los envases se quema o va a depósitos, una cifra muy baja respecto a la de otras naciones. Los japoneses se han puesto la meta de llegar a 100 por ciento de botellas recicladas en 2030.

Los japoneses reciclan y clasifican la basura en fuente, e incluso a las botellas PET le quitan las etiquetas para facilitar su posterior tratamiento como lo indica la publicación Nikkei Asian Review. El reciclaje, allí se transforma numerosos elementos como baldosas, esferos o fibras textiles de tan alta calidad que sirven para hacer las camisetas de equipos de fútbol como Barcelona y Manchester City.

Suiza: Recicle gratis, pague por basura

Es el país de Europa con mayor tasa de reciclaje per cápita: 217 kilos, superando a Noruega y Dinamarca con 216 y 213 kilogramos, respectivamente, afirma el portal Swiss Info.

No solo separan vidrio, papel y plástico en cientos de contenedores que están en las calles, centros comerciales, oficinas, parques, sino que la basura, para ser recogida, tiene que llevar un sello de pago. De esta manera se incentiva a la gente a reciclar so pena de pagar.

Este esquema, “Recicle gratis, pague por basura”, destacado por el Foro Económico Mundial como un caso de éxito, es distinto a muchos otros países del mundo donde los desechos se pagan por peso en los vertederos que, dicho sea de paso, no existen en Suiza pues los plásticos que no se reciclan van a plantas incineradoras que los transforman en energía.

Depósito alemán

La consultora ambiental británica Eunomia destacó a Alemania como el país de mayor calidad en el reciclaje al llegar al 56 por ciento de porcentaje de elementos reciclados.

Uno de los estímulos para el reciclaje es económico y va dirigido al consumidor. Se llama Pfand (depósito en alemán) y está vigente desde 2003. Quien compra una bebida en PET o en lata paga un valor adicional de unos centavos, dinero que se recupera cuando se devuelve el envase en máquinas o en los supermercados.

El Pfand es un estímulo directo al reciclaje, quien no devuelve el envase pierde dinero. Estímulo que ha funcionado pues según Deutsche Unwelthilfe, asociación sin fines de lucro de protección del medio ambiente y del consumidor, el 99 por ciento de los envases retornan para su reciclaje.

México es el país que más recicla PET con porcentajes cercanos al 60 por ciento, incluso superiores a los de Canadá (42%) y Estados Unidos (30%).

Estos índices han crecido desde 2002 cuando se situaba en un 2 por ciento. El principal responsable de este éxito es ECOCE (Ecología y Compromiso Empresarial), asociación civil ambiental creada y auspiciada por la industria de productos de consumo, considerado el primer organismo en México en proponer acciones concretas sobre el manejo adecuado de los residuos de envases y empaques.

Un ejemplo de ECOCE es Biobox www.biobox.com.mx/ , un proyecto de responsabilidad social que busca facilitar y promover el reciclaje por medio de máquinas recolectoras, ubicadas en diferentes lugares de Ciudad de México. Las personas depositan las botellas y ganan puntos que se suman en una aplicación, los cuales se cambian por pasajes de metro y buses, boletas para ir a cine y descuentos para productos y servicios.

Impulsar el reciclaje ha significado para este país inversiones superiores a los 340 millones de dólares, 2.900 empleos directos y 35 mil empleos indirectos. México no solo recupera al año 445.000 toneladas de PET, sino que exporta PET reciclado a otros países de América Latina como Colombia.

Analizando estos casos de éxito con enfoques muy diversos: eficiencia en disposición en fuente; impuestos al no reciclaje, iniciativas públicas, privadas y mixtas, se demuestra que reciclar plástico PET es posible disminuyendo el impacto al medio ambiente, beneficiando a la economía y creando fuentes de trabajo.

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